Bulletin of Spanish Studies, núm. 97, 2020

por Gerardo Bolado (Universidad de Cantabria)

 

Me parece un acierto que Urgoiti Editores hayan dedicado el volumen 30  de su cuidada Colección “Historiadores” a Marcelino Menéndez Pelayo. El volumen ha  sido preparado por el filólogo del Departamento de Literatura Española (CSIC), Joaquín  Álvarez Barrientos, cuya investigación se ha centrado en la literatura y la historia cultural  españolas de los siglos XVIII y XIX. Son varios los estudios que este reconocido investigador ha  dedicado al gran historiador del pensamiento y las literaturas hispánicos, desde que publicó “José  Marchena y Menéndez Pelayo: la invención de un personaje” en el Bulletin of Spanish  Studies (Hesitancy and Experimentation in Enlightenment Spain and Spanish America. Studies on  Culture and Theatre in Memory of I. L. McClelland, ed. Ann L. Mackenzie & Jeremy  Robbins, BSS, LXXXVI:7–8 [2009], 105–17), todos los cuales desembocan en el  enriquecedor estudio preliminar de este volumen antológico.

El significativo título, Literatura y nación: preliminares de historia  literaria, manifiesta las claves de composición de esta antología. Estamos ante una aproximación  a Menéndez, hecha principalmente desde su vertiente literaria, atendiendo a escritos  introductorios de sus series históricas o ediciones, y tendente a situar su figura y su obra, no en  su tiempo, sino en el nuestro.

En su tiempo, la producción de Menéndez se desarrolló en dos momentos  irreductibles, y que no encajan bien en el proceso histórico, categorizado por  Barrientos bajo la rúbrica historia literaria. El primero tendió, por un lado, a reivindicar e  inventariar, desde la polémica de La ciencia española, la aportación hispánica a la cultura  occidental; y, por el otro, se orientó a revitalizar la tradición del pensamiento español  mediante series históricas monumentales como los tomos de su Historia de los heterodoxos  españoles o la Historia de las ideas estéticas en España. Este primer momento, en el que se  inscribe también su interés por recuperar los estudios clásicos en obras como Horacio en España,  se desarrolló entre 1876 y 1890, y sólo fue retomado en encargos puntuales, el último de  los cuales fue en torno a 1910, con motivo de la “Edición definitiva” de los Heterodoxos. Este  programa pelayano de restauración del pensamiento nacional no superó el crisol del 98 y no  formó parte ya de la llamada Edad de Plata.

El segundo momento, que se extendió desde 1890 hasta su muerte en  1912, estuvo dominado por el interés literario y se desarrolló en grandes proyectos como la  edición de las Obras de Lope de Vega, la Historia de la poesía hispanoamericana, los Orígenes de la  novela dentro de la Nueva Biblioteca de Autores Españoles etc. Si el primer momento desborda la  historia literaria, por tratarse más bien de Historia de la religión, de la filosofía, de la  ciencia, de la estética etc., el segundo puede parecer fragmentario, pues Menéndez no llegó a escribir  una Historia de la literatura española, menos aún como exponente de la nación, aunque  dejase escritos muchos de sus capítulos, además de ingentes materiales de dicha Historia.

Las series históricas del primer momento de la producción pelayana son  precisamente las que mas sufren en esta antología. La ciencia española está bien  recogida, pues Esplendor y decadencia de la cultura científica española es una reseña soberbia de  la obra de Fernández Vallín, Cultura científica en España en el siglo XVI, y pertinente,  aunque fuera incluida por Miguel Artigas en la cuarta edición de la obra, cuando ya había  fallecido su autor. En cambio, los Heterodoxos no están en su lugar, ni bien representados.  La Advertencia de julio de 1910 puede confundir al potencial lector de la obra, por ser  expresión de una pluma sin la espontaneidad y frescura de la original, que promete una refundición  de la obra, incumplida, pues se quedó en la reescritura del primer libro, famélico en la  primera edición. Tampoco la Historia de las ideas estéticas está adecuadamente recogida con esa  Advertencia preliminar de 1883, que fue corregida de facto por el avance en la composición de  la obra, de manera especial en la parte dedicada al siglo XIX. Evidencia, además, que  reducir esta antología a textos preliminares tiene sus inconvenientes; mejor hubiera sido  incluir algún capítulo, de los muchos soberbios que contiene, por ejemplo de los dedicados a la  poética y retórica española del Siglo de Oro. En fin, la inclusión de la semblanza del  abate Marchena, saturada de textos del afrancesado, en lugar de la sentida y significativa  semblanza, que Menéndez dedicó a su maestro Milá, sólo puede entenderse desde cierto interés  por reconciliar al historiador católico con la Ilustración. Pero, ya lo hemos dicho, es  la antología de un filólogo experto, interesado en recuperar la vasta obra pelayana.

Este valioso volumen, preparado por Álvarez Barrientos, contribuirá  sin duda a que una fuente imprescindible y fecunda de la cultura hispánica fluya con  normalidad en el cauce del hispanismo contemporáneo. Como escribió George P. Gooch sobre Menéndez  en su erudita History and Historians in the Nineteenth Century, 2a ed. (London:  Longmans, Green & Co., 1913): “his writings have thrown more light on the development of the  Spanish mind tan those of any other writer, native or foreign” (444).

 

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