Estudios de Historia de España (Buenos Aires), núm. VIII, 2006

Por Silvia Arroñada.
    La editorial Urgoiti nació como resultado de la reunión de un grupo de historiadores quienes conscientes del retraso que tenían en España los estudios de historia de la historiografía decidieron crear un proyecto científico dedicado a la edición crítica de libros de historia. Su primera colección, Historiadores, tiene como objetivo ofrecer al público una selección de los clásicos de la historiografía española que impulsen el desarrollo de esta disciplina en España. Para ello han elaborado un catálogo de 41 obras todas ellas publicadas entre 1834 y 1975, período en el que sitúan la formación de la historiografía española contemporánea. Estos títulos comprenden una amplia gama de áreas temáticas (arqueología, historia, arte, metodología, filosofía de la historia, etc.) y autores de diversas ideologías: liberales, socialistas, anarquistas, falangistas, tratando con ello de ser lo más representativa posible del panorama nacional. Luego de seleccionar la obra más representativa de cada autor , se realiza la reedición crítica siempre introducida por un importante estudio preliminar preparado por un especialista del área. En ese estudio se recogen la trayectoria vital del autor, el análisis de su obra, el contexto en el que se hizo, su modo de trabajo, su difusión e influencia, su escuela, sus aportaciones al discurso historiográfico, etc. A este prólogo le sigue una relación completa de la bibliografía del autor, de gran utilidad para el lector e investigador, y luego de la reproducción del texto, se cierra cada libro con modernos índices.
    De las 41 obras que figuran en el catálogo, se han editado hasta el momento 16 títulos. El que hoy nos ocupa corresponde a Codera y Zaidín considerado el maestro de la escuela moderna de arabistas, quien planteó en su discurso de ingreso a la Real Academia de la Lengua en 1910 la necesidad de estudiar la historia de al-Andalus para conocer mejor la historia de España. Para ello puso el acento en el estudio filológico, combinando el análisis riguroso de las aportaciones textuales con las procedentes de la numismática y de la epigrafía. Este concepción del historiador científico que debe asentar sus afirmaciones sobre las fuentes se reflejó en su actuación como miembro de la Real  Academia de la Historia, desde donde no se cansó de manifestar la necesidad de adquirir libros y manuscritos para el desarrollo de la disciplina. Su tenacidad en este punto le valieron que fuera comisionado al norte de África por el Estado español con el objeto de copiar varios de estos manuscritos existentes en Túnez, Orán y Argel. La mayor demostración de su determinación la plasmó en la fundación y dirección de la  serie Bibliotheca arabico-hispana y en la redacción de su Tratado de numismática arábigo-española. Su interés por difundir la cultura árabe como parte integrante de la española lo llevó a disponer los materiales necesarios para el estudio de la lengua árabe, instrumento de manejo necesario para acceder a las fuentes, y a escribir un libro de texto para uso de los alumnos de la época.
    Pero sin duda su obra más representativa es Decadencia y desaparición de los almorávides en España redactada en 1899. Fue concebida a partir de la idea de divulgar los avances de los estudios árabes en España y completar la historia que, cuarenta años antes, Dozy había suspendido al finalizar el período de los reyes de Taifas. Es una obra de madurez, escrita sobre la base de un trabajo de 20 años, que narra los acontecimientos políticos y sociales ocurridos durante el siglo XII. La vigencia del texto reeditado radica en que en él se trazan las líneas generales de la cultura musulmana de ese siglo, líneas sobre las que todavía hoy nos movemos.
    La actual edición realizada por María Jesús Viguera Molins es sumamente esmerada. Tiene un interesantísimo estudio introductorio donde relata jugosos detalles de la vida del autor y de su época, de sus relaciones con los arabistas europeos y su incesante y minuciosa tarea en pos de hacer más profesional la labor del historiador. Muchos de estos comentarios están basados en una documentación poco conocida depositada en el legado Asín Palacios de la biblioteca de la UNED en Madrid. Este repertorio contiene la correspondencia y archivos personales de Codera con sus contemporáneos, en donde se descubren: su visión de la tarea del investigador, la gestación del libro que nos ocupa, su generosidad al momento de cimentar con el silencioso trabajo cotidiano las bases de un conocimiento que después divulgarían otros y del cual él no recogería los laureles, su humildad o “bajo perfil” como diríamos hoy, propio de esos grandes visionarios que prefieren la gratificación de una buena tarea realizada en beneficio de la difusión del conocimiento sobre un campo que los apasiona a los brillos del protagonismo social y político. En fin, un modelo a tener en cuenta en muchos aspectos por los historiadores de hoy.
   Acompaña esta semblanza del autor, un sabroso panorama sobre la evolución del arabismo, de los estudios árabes en España y de la gradual revisión de la imagen hostil y excluyente del árabe en pos de un nuevo modelo cultural español mucho más integrador. Los vaivenes políticos que impulsaron estos estudios en ciertas épocas y los detuvieron en otras resultan muy interesantes de leer sobre todo en este momento en que Europa se replantea su posición ante el mundo y la civilización árabe.
    Todo esto se completa con nutridas citas a pie de página que aportan referencias bibliográficas muy valiosas. Esta reedición se caracteriza además por presentar un texto con ortografía y puntuación actualizadas, una cronología con las principales fechas del período considerado y unos utilísimos índices onomásticos y toponímicos.

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