Antonio Alcalá Galiano

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Hijo del prestigioso marino Dionisio Alcalá Galiano, héroe de Trafalgar, Antonio Alcalá Galiano (1789-1865) inició su carrera en el Cádiz de las Cortes, donde se significó ya por su pluma y su agitado espíritu liberal. Durante el sexenio absolutista fue uno de los principales artífices de la conspiración que triunfaría en enero de 1820 en las Cabezas de San Juan. Diputado exaltado durante el Trienio (1820-1823) y orador afamado en la Fontana de Oro, en 1823 se exilió en Inglaterra, donde fue uno de los fundadores del Ateneo español de Londres antes de pasar a Francia tras la revolución de 1830. En el exilio conoció de primera mano la experiencia parlamentaria inglesa así como el pensamiento benthamista y doctrinario, lo que le hizo evolucionar en sus posturas hacia un liberalismo cada vez más templado. De regreso a España en 1834 apoyó inicialmente al gabinete de Mendizábal pero ya para 1839 su evolución era clara desde las páginas de El Piloto, periódico que funda con Donoso Cortés. Posteriormente sería diputado y senador vitalicio, ya dentro de las filas del partido moderado. Falleció siendo ministro de Fomento del gabinete Narváez.

Traductor de la Historia del Consulado y del Imperio de Thiers (1845-1850) y de la Historia de España de Dunham (1844-1846), pronunció unas afamadas Lecciones de Derecho Político Constitucional en el Ateneo (1843) y dictó además una Historia de la literatura española, francesa, inglesa e italiana en el siglo XVIII, donde dio muestras de sus profundos conocimientos literarios. Su prólogo a El moro expósito del duque de Rivas es considerado como el verdadero manifiesto del Romanticismo en España.