Leer, núm. 283, 2017

Reseña de Un drama histórico imcomparable. España 1808-1939 de Antonio Ramos Oliveira, por Ángel Vivas.

Cuidada edición, como son las de esta colección, de un libro tan desconocido como importante que encaja perfectamente en el admirable catálogo de obras históricas clásicas de esta editorial (Modesto Lafuente, Cánovas del Castillo, Amador de los Ríos, Conde de Toreno, Schulten, Obermaier…). Como corresponde al rescate tanto de un autor como de una obra poco o nada conocidos, el volumen incluye un necesario, amplio y minucioso ensayo introductorio a cargo de Walther L. Bernecker que sitúa perfectamente a Antonio Ramos Oliveira (1907-1973) en sus circunstancias. Hijo de un carpintero y una maestra, Ramos Oliveira fue un autodidacta que adquirió amplios conocimientos históricos como se percibe ya en sus tempranos artículos periodísticos. Militante socialista, se dedicó al periodismo y ocupó diversos cargos diplomáticos. Su obra más importante como historiador es una Historia de España en tres volúmenes. Este que ahora se presenta corresponde a la parte contemporánea de este libro, que recoge parte del segundo volumen y todo el tercero.

Escrito entre 1946 y 1950, el libro es claro hijo de su tiempo. Coetáneo de la polémica entre Claudio Sánchez-Albornoz y Américo Castro, Ramos Oliveira se muestra más cercano a las tesis de don Claudio, coincidiendo con él en enfatizar la importancia de la invasión musulmana y su influencia en el desarrollo posterior del país. Ese aspecto, que queda fuera de este volumen, está presente en una tesis central del libro, tesis que ha sido un lugar común durante mucho tiempo en la historiografía española: la falta de una clase media en España, el consiguiente fracaso de la revolución burguesa y el enfrentamiento sin intermediarios entre el pueblo y una oligarquía antidemocrática. Un aspecto importante de la forma de hacer historia de Ramos Oliveira, bien perceptible aquí, es la importancia concedida a los factores económicos. Ramos fue siempre un marxista, si bien, en los años del exilio a los que corresponde este trabajo, su marxismo era más académico que político, situándose en posiciones socialdemócratas. Tuñón de Lara elogió su “penetrante intento de comprender las estructuras económicas” y Jover destacó la búsqueda de “la fuera decisiva de unos grandes intereses”. Una visión centralista, muy crítica con los nacionalismos catalán y vasco, es otro elemento destacado. Con sus limitaciones y desfases, estamos ante un libro importante, de indudable valor histórico, entre otras cosas por tratarse, como dice Bernecker, de “la primera historia de España escrita con el materialismo histórico como guía metodológica”

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