Leer, núm. 244, 2013

Por Borja Martínez.
   En su penúltimo trabajo de rescate de joyas historiográficas olvidadas o descatalogadas –se acaba de presentar la reedición, siglo y medio después, deLos judíos de España. Estudios históricos, políticos y literarios de José Amador de los Ríos–, Urgoiti Editores ha publicado por primera vez en castellano un libro decisivo de la historiografía catalana, Bandoleros, piratas y hugonotes, destilación de toda una trayectoria del historiador Joan Reglà (1917-1973), dedicada al estudio de la Corona de Aragón, y en particular de Cataluña, durante el reinado de los Austrias. Reglà, discípulo de Vicens Vives –de reciente actualidad por la edición hace unos meses por Ariel de Cinco estudios de Historia de España, y sobre todo por el inédito publicado por Acantilado, La crisis del siglo XX (1919-1945)–, actualizó en 1969 un tema y una tesis que ya había presentado en 1956 en Felip II i Catalunya, y que con razonable orgullo consideró una aportación original y valiosa a la historiografía española.
   Reglà estudia el proceso que llevó a Felipe II a imprimir un viraje ofensivo e intransigente a la gestión de la hegemonía española en Europa en el contexto de las reformas católica y protestante. Poco a poco, y coincidiendo con el final del reinado de Carlos V, «el diálogo cede a la lucha armada», formula el autor; el sueño carolino de un imperio europeo integrador, la síntesis renacentista propugnada por Erasmo, se torna imposible. Las figuras conciliadoras propias del ambiente previo, como Luis Vives o en menor medida Lutero, dejan paso a personalidades de confrontación, militantes, como Ignacio de Loyola y Calvino.
S   olo tres años después de que la paz católica de Cateau-Cambrésis de 1559 consagrara a Felipe II como regidor indiscutible de los destinos de Europa, comienzan las guerras de religión en Francia (1562) y con ello las causas que motivarán la «impermeabilización hispánica» en los años siguientes. Y es precisamente la presión del conflicto religioso francés sobre la frontera pirenaica, tanto o más que la amenaza berberisca, el erasmismo castellano o los moriscos, lo que motiva el rearme hispánico, el férreo cierre de filas y la exigencia de unidad de la Corona a todos los territorios peninsulares. El contacto de hugonotes y bandoleros catalanes, que Reglà documenta y estudia en el libro, fue una de las causas fundamentales para explicar, no sólo la imposición de medidas de control político e ideológico en el Principado –prohibición de estudiar en universidades extranjeras, censura a los impresores, prohibición de la enseñanza en Cataluña a eclesiásticos franceses–, sino la política exterior de la Corona española durante los últimos veinte años de reinado de Felipe II y que consolidó, a juicio de Reglà, la «castellanización» de España.

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