Historia Contemporánea, núm. 30, 2005

Por Mikel Urquijo.

    La obra de Pirala, presentada por el profesor Pedro Rújula, forma parte de la colección Historiadores de la editorial Urgoiti. En ella, se están reeditando obras de historiadores, hace tiempo desaparecidas de los catálogos, que son consideradas útiles para los lectores actuales. Esta propuesta editorial iniciada en el año 2002 con el Discurso preliminar a la Historia General de España de Modesto Lafuente, a cargo de Juan Sisinio Pérez Garzón, ha tenido continuidad en un importante elenco de trabajos del que forma parte la obra que comentamos, con el número 17.

    Este libro se divide en dos partes. Una extensa primera parte, de 133 paginas, que recoge el estudio preliminar elaborado por el profesor Rújula y la segunda, la obra en sí, que consiste en la trascripción de la obra original de Antonio Pirala, anotada por el responsable de la edición. Todo ello va acompañado por la relación de la bibliografía sobre el autor y un índice onomástico y otro toponímico que facilitan la consulta de cuestiones concretas en esta edición.

    El autor de la edición, Pedro Rújula, conocido por sus excelentes trabajos sobre la contrarrevolución y el carlismo, muestra en su estudio preliminar un detallado conocimiento del autor y de la obra que comenta, así como del momento histórico al que se refiere la misma y el contexto en el que Pirala la realizó.

    El estudio preliminar contiene una extensa y bien documentada biografía de Antonio Pirala en la que sitúa al autor en el contexto de los estudios de historia de la época y en la evolución política del momento. Debemos destacar el rigor en la biografía como muestra el contraste de los datos que realiza el autor. La biografía de Pirala resulta interesante para entender su participación en la elaboración de esta obra. Es un joven que inicia su carrera en el mundo de las letras como autor de una novela, una pieza teatral y su participación en las revistas culturales de Madrid. Esta labor le permite entrar en contacto con personalidades de la vida cultural madrileña que le ayudarán en su carrera profesional.

    En estos años iniciales de su vida cultural y profesional Antonio Pirala aceptará el encargo de colaborar con el general Maroto en la redacción de su Vindicación, dada la necesidad de este último de contar con un hábil escritor que diese forma a su intención de reivindicar su papel en el final de la guerra carlista. La labor desarrollada en la preparación de esta obra le ofrecerá a Pirala la oportunidad de conocer a personajes que participaron en estos acontecimientos. A partir de ello, conseguirá acceder a los testimonios directos de los protagonistas de ambos bandos de la guerra civil y a un importante cúmulo de documentación que enriquecerá su archivo personal. Por otra parte, esta obra será la base de su profundo conocimiento de la guerra carlista que en el futuro será una de las bases de sus trabajos de historiador.

    En estos inicios de su carrera profesional también publicara algunas obras didácticas que le ofrecieron ingresos para sobrevivir hasta 1848, cuando iniciará su trabajo para el Duque de Osuna y su colaboración estable con F. P. Mellado, lo que le permitirá dedicarse a escribir obras histórico-políticas centradas en la narración política y en las biografías de personalidades de la vida política y militar.

    Su labor profesional estuvo acompañada de la participación en política. En 1868, tras la Revolución, participó en el Ayuntamiento provisional y en el Sexenio Democrático se manifestó como partidario de Amadeo I. Su militancia política le condujo a ocupar distintos cargos de confianza al servicio del Rey. En este periodo publicó diversos trabajos de propaganda para promocionar al nuevo monarca democrático. Su lealtad al nuevo monarca le llevó a acompañarlo hasta Portugal en su salida al exilio tras su abdicación.

    Tras la restauración de los Borbones alternó periodos de cesantía, con los gobiernos conservadores, con periodos de empleo como funcionario, con los gobiernos liberal-fusionista. Estos años hasta su muerte, en 1903, fueron fructíferos en su trabajo como historiador. Escribió los anales de la última guerra carlista, participó en la continuación de la Historia de España de Modesto Lafuente y publicó numerosos artículos de historia en revistas especializadas. Esta intensa labor de historiador estuvo acompañada de la participación en sociedades culturales y su culminación como historiador con su ingreso en la Real Academia de la Historia, como correspondiente en el año 1889 y como académico de número en 1892.

    La extensa obra de Antonio Pirala refleja una concepción positivista de la historia elaborada con gran erudición y rigor analítico en la que predomina el interés por la historia contemporánea. Su obra se construye en base a tres ejes: la racionalidad de inspiración ilustrada, un modelo narrativo de la historia y el patriotismo liberal que subyace en su obra. Su trabajo participa de la idea de crear una historia nacional al servicio del proyecto liberal-nacional español.

    La Vindicación del general Maroto mantiene una tesis principal, que el profesor Rújula define así: «el Convenio de Vergara fue un momento grande para la historia de la nación española porque salvó (…) el trono constitucional y dejó ilesa la dignidad nacional» (p. CXXII). Esta idea principal de la obra está respaldada en cuatro argumentos secundarios: la guerra civil como un juego de intereses en una coyuntura crítica, la dualidad de apoyos a Don Carlos de los «moderados» y los «apostólicos», las ideas de transacción para buscar una solución a la guerra fueron muy tempranas y no resultó necesaria la participación de Maroto para impulsarlos y la soledad entre dos opciones, que supuso que los oficiales carlistas aceptasen el Convenio a pesar del escaso entusiasmo de Maroto. Estas ideas se refuerzan con otros argumentos que se desarrollan a lo largo de la obra: la falta de ambición de Maroto, la inepcia de D. Carlos, la importancia de las envidias personales en un sistema donde primaba el favoritismo sobre las capacidades personales, los acontecimientos se desarrollan por omisión de Maroto, ya que él no impulsó la creación de un «partido marotista» y los acontecimientos adquieren una dinámica propia que los hacen inevitables.

    La autoría de la obra por Pirala se establece a partir del análisis del texto y de los testimonios ofrecidos por algunos de sus contemporáneos. Esta obra muestra una constante en la obra de Pirala, que es la relación con personas de ambos bandos, liberal y carlista, lo que permitirá acceder a testimonios y documentación de primera mano. Podemos calificarla de obra mercenaria, ya que en ella el autor reivindicará la figura del general Maroto, que fue quien la encargó. Maroto en esta obra además de reivindicar su figura se presenta como el precursor del encuentro entre liberales moderados y carlistas templados en un momento, 1846, en el que el proyecto liberal moderado en curso está basándose en estas mismas premisas.

    Para concluir podemos afirmar que este excelente trabajo del profesor Rújula facilita el acceso a un excelente documento para el estudio del carlismo y de la historia del ochocientos, acompañado de una brillante biografía de su autor que se sitúa en el importante desarrollo que este género ha tenido en los últimos años.

Obras relacionadas