Arqueología y Territorio, núm. 3, 2006

Por Carmen Trillo San José.

Mª Jesús Viguera Molins realiza la edición, introducción y estudio de la obra de Francisco Codera y Zaidín Decadencia y desaparición de los almorávides en España, publicada en la editorial navarra Urgoiti Editores, en 2004. La primera vez que el libro del insigne arabista veía la luz era en mayo de 1899, su edición ahora ha requerido una actualización ortográfica y de puntuación, así como la inclusión en notas de ciertas referencias a ilustraciones que aparecen como apéndice en el texto. La obra de Codera ha sido completada con índices onomástico y toponímico, cuya labor ha corrido a cargo de María José Díaz Carrillo, licenciada en Filología Árabe de la Universidad Complutense.

La aparición de este libro clásico sobre los almorávides en España se debe también al interés de Urgoiti editores en recuperar textos de historiadores destacados de nuestra Historia contemporánea. En este caso su actualización ha sido llevada a cabo por Mª Jesús Viguera, catedrática del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense y especialista en la Historia de al-Andalus en diversos periodos y desde distintas ópticas. Con una actividad investigadora muy intensa y prolífica, la citada autora se ha dedicado a temas diferentes que van desde la edición y traducción de fuentes árabes (El Musnad: hechos memorables de Abu-l-Hassan, sultán de los benimerines, 1977) hasta el desarrollo de estudios históricos sobre el Islam peninsular.

Cabe destacar que ha tratado en profundidad el difícil periodo que transcurre durante la Edad Media central, desde la desaparición del califato hasta el surgimiento del reino nazarí, el de las taifas y las invasiones magrebíes. Es, no obstante, también una de las más renombradas especialistas en esta última época de al-Andalus. Todo ello ha quedado reflejado en diversos artículos, monografías como Los reinos taifas y las incursiones magrebíes (1992), así como en la coordinación y autoría de algunos capítulos de varios volúmenes de la Historia de España de Menéndez Pidal, dedicados, precisamente a “los Reinos de taifas” (VIII-1), “Almorávides y Almohades” (VIII-2) y al Reino nazarí (VIII-3 y 4)

Si algo destaca en su extenso currículum es la unión entre su formación filológica y su vocación histórica. La Historia de al-Andalus no puede comprenderse sin acudir a algunas de sus obras. Además, puede decirse que se ha mostrado siempre abierta a aquellas aportaciones que vienen de otros campos de especialización pero que también confluyen en el interés por desvelar el Islam peninsular. De ahí su interés por los avances en el conocimiento histórico de la Edad Media de España, y de forma concreta por todo aquello que se encuentra entre el dominio islámico y el cristiano. Igualmente, ha valorado lo que otras disciplinas, como la Arqueología, la Numismática, y la Epigrafía, podían aportar sobre al-Andalus. Todo ello se refleja en unas relaciones profesionales amplias y pluridisciplinares que han dejado huella en su participación en diversos proyectos, congresos y reuniones científicas con especialistas de otras materias (Relaciones de la Península Ibérica con el Magreb siglos XIII-XVI, 1987; Ibn Jaldún, el Mediterráneo en el siglo XIV: auge y declive de los imperios: exposición en el Real Alcázar de Sevilla, 2006).

La introducción de Mª Jesús Viguera a la obra de Codera, un estudio de ciento treinta y siete páginas, es abordada desde distintos aspectos. En primer lugar, permite situar al autor en su contexto histórico y cultural, el de España a finales del siglo XIX y principios del XX. En este tiempo el estudio del árabe en la Universidad estaba comenzando y es precisamente Codera quien consigue darle un gran impulso. Asimismo su actividad investigadora se enmarca en la aparición de la Escuela de Estudios Árabes de Madrid. En segundo término, la autora aborda la biografía, personalidad del arabista, labor profesional, método de investigación y escuela que originó. De esta forma, la obra de Codera no queda aislada sino que, a la vez que es heredera de un ámbito cultural e histórico, generó una escuela, germen del arabismo actual.

Viguera se detiene en primer lugar en hablarnos de la crisis de identidad de al-Andalus, que aparece ya en la historiografía del inicio de la Edad Media como algo que no debió ser, como terreno a reconquistar. Esta idea se refuerza en el medievo central, con el concepto de cruzada, que se desarrolla en diversos territorios (Próximo Oriente, Bizancio, Europa Oriental y el propio Occidente) pero que tiene en la Península Ibérica el más apropiado escenario para su aplicación. Los reinos cristianos peninsulares se encuentran fortalecidos para avanzar sobre un al-Andalus fragmentado en taifas, lo que hará que éstas soliciten la ayuda de los almorávides, abriendo paso así a la intervención constante de los beréberes en su historia.

Esta interpretación de al-Andalus como espacio infiel a recuperar permanecerá viva en las crónicas de la época hasta la toma de Granada por los Reyes Católicos y todavía continuará en parte de la historiografía del siglo XIX y XX.

No obstante, los pensadores ilustrados y liberales darán un nuevo impulso a la identidad de España al incorporar al-Andalus como un fenómeno típicamente español, cuyos avances y diferencias con los reinos cristianos merecían ser integrados en la Historia de la Península Ibérica. La vocación de los arabistas españoles fue distinta de la de sus contemporáneos europeos, ya que aquéllos se dedicaron a la España musulmana casi de forma exclusiva, mientras que los segundos, inmersos en la política colonial de su tiempo, fueron más orientalistas.

La institucionalización de los estudios árabes en España ocurría en tiempos de Codera. En 1843 era catedrático de árabe en Granada Moreno Nieto y en Madrid desde 1847 Gayangos, maestro de Codera. Este fue catedrático de Griego y Latín en el instituto de Lérida, entre 1866 y 1868 pasó a la Universidad de Granada y luego a la de Zaragoza para acabar finalmente en 1873 en la Universidad Central de Madrid. Aquí desarrolla una importante labor profesional, junto a sus discípulos, y aparece vinculado a los inicios de la Escuela de Estudios Árabes de Madrid. Fue miembro de la Academia de la Historia en la que ingresó en 1879 con un discurso sobre “La dominación arábiga en la Frontera superior”; y en 1910 de la Real Academia de la Lengua Española, con otro sobre “Importancia de las fuentes árabes para conocer el estado del vocabulario en las lenguas o dialectos españoles desde el siglo VIII al XII”.

La obra de Codera se podría situar dentro del positivismo. En este sentido valora por encima de todo los datos, sobre todo políticos, que proceden de diferentes fuentes (textuales, numismáticas y epigráficas, básicamente) y es moderado y riguroso en sus interpretaciones, intentando siempre no ir más allá de lo que es posible demostrar. Se aleja, por tanto, de posturas partidistas, o de una visión exótica y romántica de al-Andalus, como también podemos encontrar en otros arabistas españoles.

Esta actitud define su método de trabajo y sus objetivos. Era consciente de que aún no se podía hacer una historia coherente de la España musulmana por falta de datos y, por tanto, para él era previa y prioritaria la labor de localización de fuentes árabes, en España y en el Norte de África, y su edición para abordar esta temática. Junto a las fuentes textuales árabes valoraba las medievales cristianas, por ser contemporáneas al periodo que trataban, mientras que mostraba su desconfianza hacia otras más tardías, precisamente por su desconocimiento y lejanía de los hechos que trataban. Asimismo fue un especialista de la numismática, como lo muestra su Tratado de numismática arábigo-española, publicado en 1879, y de la epigrafía musulmanas. Con todos estos datos va a redactar la obra que reseñamos, Decadencia y desaparición de los almorávides en España. De hecho, este trabajo había sido redactado veinte años antes como Estudio numismático del período intermedio entre Almorávides y Almohades. La publicación de un tratado numismático de todas las monedas árabes españolas por parte de Antonio Vives hizo que Codera se viera en la necesidad de replantear su obra. En ella, las veinte monedas del periodo almorávide analizadas constituyen sólo una parte del estudio.

Con estos datos, Codera aborda lo que él llama “la historia externa”, poniendo énfasis, pues, en el rigor cronológico y geopolítico del dominio de los almorávides en la Península Ibérica. Su obra ha sido positivamente valorada por muchos autores tanto coetáneos al arabista como actuales, debido, precisamente, a su precisión, la cual era absolutamente necesaria en el tiempo en que fue redactada. No obstante, él era consciente de dejar a un lado, por falta de datos en ese momento, “la historia interna”, que define así: “la de las instituciones,, costumbres, comercio, industria e ideas del pueblo musulmán español…”. Serán sus discípulos (Ribera, Asín y García Gómez, principalmente) quienes puedan desarrollar estos aspectos de la historia de al-Andalus, lo que harán también desde una perspectiva esencialista.

De esta forma, Codera plantea en esta obra que aquí tratamos el difícil periodo de la historia de al-Andalus que transcurre entre comienzos del siglo XII y la llegada de los almohades, utilizando como base para su estudio fuentes textuales y numismáticas. Se siente sucesor de Dozy (Histoire des musulmans d’Espagne: jusqu’à la conquête de l’Andalousie par les Almoravides (711-1110), Leyde: E.J. Brill, 1861), pues escribe la historia de la España musulmana donde aquél terminaba la suya. Intenta ser riguroso no sólo en los datos cronológicos sino también en la interpretación de este periodo. Así, es muy crítico con la imagen de oscurantismo que han trasmitido determinadas fuentes e historiadores, entre ellos el propio Dozy.

La reedición del libro de Codera, junto con el estudio que de él realiza Mª Jesús Viguera, nos permite acercarnos de nuevo a un periodo de la historia de al-Andalus bastante desconocido. El empeño del arabista aragonés en precisar los datos de la historia política era fundamental en el tiempo en que se publicó, pues sólo desde una base segura podían realizarse interpretaciones de otro calado. En la actualidad, la valoración de la intervención de los almorávides en la Península y de la fragmentación de su Estado, conocida como “segundas taifas” sigue siendo objeto de estudio. Merece la pena destacar que si Codera abre el camino de su comprensión fijando las coordenadas imprescindibles para ello las interpretaciones sobre esta época siguen siendo diversas.

Los almorávides habían llegado desde el Magreb en un proceso de expansión que les llevó finalmente a unificar al-Andalus. Aunque su intervención fue una petición que partió de los propios andalusíes para intentar poner freno al avance cristiano, lo cierto es que su permanencia en la Península también trajo consigo descontentos y rebeliones que ocasionaron de nuevo la fragmentación política, destacándose especialmente los focos independientes del Algarbe, Córdoba, y el Levante.

Entre los autores que se han dedicado al estudio de los almorávides, entre Codera y Viguera, no podemos dejar de mencionar Los Almorávides, 1956, de Bosch Vilà, que aborda la historia conjunta del Magreb y al-Andalus desde la primera mitad del siglo XI hasta la segunda del siglo XII. Asimismo es destacable la de Huici Miranda, Las grandes batallas de la Reconquista durante las invasiones africanas (almorávides, almohades y benimerines), 1956, por su exhaustivo análisis de las fuentes escritas.

De la imagen del imperio almorávide como una época de oscurantismo cultural, debido a la descomposición de las cortes literarias de los reinos de taifas y al rigorismo malikí, que defendían autores como Dozy, Levi-Provençal, Pérès, Arié, etc. hemos pasado a posturas más matizadas, como la de Guichard (Al-Andalus frente a la conquista cristiana), quien postula una continuidad de las elites intelectuales, una mayor diversidad de éstas y su conexión con Oriente, a pesar de la hegemonía del malikismo, cuya fuerza provenía además de ser apoyado por la clase política. Por otro lado, trabajos como el de Viguera, además de continuar con la precisión de la historia política (Aragón musulmán. La presencia del Islam en el Valle del Ebro, 1981 y 1988, Los reinos de Taifas y las invasiones magrebíes, 1992), se abren para realizar un análisis de la estructura social y poblacional de los almorávides en relación con los andalusíes, como puede apreciarse en el capítulo que dedica a este tema en el volumen VIII-2 de la Historia de España de Menéndez Pidal.

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