Andalucía en la Historia, núm. 62, oct. 2018

La pasión de un bibliófilo

Iván Jaksic

 

La obra que aquí se reseña tiene el formato de una biografía, pero va mucho más allá de lo que convencionalmente se entiende por ella. El subtítulo proporciona una clara indicación al respecto: “Erudición y cosmopolitismo en la España del XIX”. Y es que el sevillano Pascual de Gayangos tuvo una meridiana claridad, desde los inicios de su carrera, respecto de las aportaciones que podía hacer a la creciente profesionalización del campo histórico. Es decir, durante su larga vida, que va desde comienzos a finales del siglo, Pascual de Gayangos buscó anclar el desarrollo de la disciplina histórica en la erudición documental. Rastreó incansablemente todo tipo de documentos y los sometió a un riguroso análisis crítico. Nadie como él hurgó por decenas de archivos y bibliotecas en diferentes puntos de España y del exterior (muy principalmente la Biblioteca del Museo Británico, cuya sala de lectura está bellamente ilustrada en la portada de la obra).

El surgimiento de materiales archivísticos fue el resultado de las políticas de desamortización de los bienes eclesiásticos a partir de la década de 1830, pero también de la inestabilidad política y la penuria económica que hizo que muchos de estos materiales aparecieran en el mercado. Gayangos fue un incansable coleccionista, y aunque a veces se duda de su honestidad, un generoso colega y profesional a la hora de compartir sus hallazgos.

Pascual de Gayangos es reconocido como un eximio arabista (nótese su formación en Paris bajo la tutela de Silvestre de Sacy), pero importa destacar sus aportaciones a la historia y literatura de la lengua castellana. Su afán documental lo llevó a descubrir el códice que, a mediados de siglo, dio un gran impulso a los estudios cidianos. De hecho, el ejemplar del códice que llegó a manos de Pedro José Pidal en 1851 fue precisamente de manos de Gayangos. Su conocimiento de las fuentes arábigas permitió establecer sin lugar a dudas el Cid histórico más allá del literario. Su obra The History of the Mohammedan Dynasties le situó como el gran experto, respetado internacionalmente, del arabismo español.

Algo similar se puede decir del History of Spanish Literature de George Ticknor, obra que tradujo y a la que agregó material crítico que aumentó en un tomo el original inglés de tres volúmenes. La amistad del autor con Ticknor y William H. Prescott, aparte de su valor humano intrínseco, se encuentra entre las colaboraciones más notables del hispanismo internacional. Prescott, en particular, no podría haber develado los últimos días de Carlos V sin la acuciosa investigación de Gayangos.

Un notable aporte de esta obra consiste en los múltiples ámbitos de investigación que abre. Por ejemplo, la correspondencia con múltiples historiadores hispanoamericanos, quienes seguían el ejemplo de Gayangos en cuanto al énfasis en lo documental. Si bien el gran polígrafo Andrés Bello no aparece en esta narrativa, la existencia de un intercambio entre ambos permite volver a los temas que apasionaron a ambos, como el origen y significado de la literatura caballeresca. Se trata de un diálogo transatlántico que enriquece nuestra perspectiva del siglo XIX.

La obra concluye con un exhaustivo examen historiográfico que es un modelo de profesionalismo y generosidad hacia los historiadores e investigadores que, desde el fallecimiento de Gayangos en 1897, han realizado aportaciones que explican el indudable éxito de la presente biografía.

Se trata de una obra que perdurará en el tiempo, una biografía que difícilmente será superada, y a la que el autor mismo podrá agregar nuevos datos para apreciar en todas sus dimensiones la indudablemente atractiva figura de Pascual de Gayangos.

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