El tándem formado por Abilio Barbero (1931-1990) y Marcelo Vigil (1930-1986) constituye un caso casi único en la historiografía española. Altomedievalista el primero (se doctoró con una espléndida tesis sobre las Influencias visigodas en la Francia carolingia); con amplia formación en arqueología y un profundo conocimiento en lenguas clásicas en el caso de Vigil, que se plasmó en trabajos como El vidrio en el mundo antiguo (1969), desde que se conocieron trabaron una sólida amistad que cristalizó, ya en los 60, en unos modos de trabajo, en equipo, en el que cada uno de ellos, desde su propia formación y capacidad intelectual, sometía cada fuente, hipótesis o concepto a una profunda discusión hasta destilar un texto común.

En 1965 saldría el primero de sus frutos, “Sobre los orígenes sociales de la Reconquista”, con el que abrieron una nueva vía interpretativa sobre la alta Edad Media española, poniendo en discusión muchas tesis que se daban por establecidas. Su investigación conjunta, que culminó en La formación del feudalismo en la Península Ibérica (1978), instigó inquietudes, discusiones y también rechazos; en definitiva, supuso un enorme acicate para el avance de nuestro conocimiento de aquellos siglos oscuros.